Gran congreso en Aligandi. Cada curandero que llegaba al pueblo recibía como regalo una planta para llevarse a casa y curar los dolores de cabeza. Los dos hombres más cercanos a la cámara son curanderos que sostienen con orgullo sus plantas para el dolor de cabeza. El curandero de la derecha es un hombre envidiado: conoce una canción que significa que nunca podrá ser mordido por una serpiente. El joven del sombrerito es de Río Bayano. Todos los indios bayanos que conocimos eran increíblemente tímidos y tenían sombreros demasiado pequeños que ellos mismos trenzaban.